Socializar con educación: Regina García López

Contada esta historia a través de su propio nieto, Regina García López se convierte en un verdadero ejemplo de superación personal y vergüenza para quienes deciden que estas personalidades son una amenaza, tratando de desprestigiar su huella y acabando con su vida.

Me pregunto: ¿Es posible aprender a superar nuestras dificultades? ¿Realmente podemos cumplir los retos que nos propongamos, sean cuales sean? Ante estas preguntas surge la palabra resiliencia que se define como capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, es decir, la habilidad de soportar una situación, por difícil que sea, y salir fortalecidos de ella.
La resiliencia no solo es una cualidad de determinadas personas, también se aprende con el paso del tiempo, y con los cambios de las circunstancias.

Regina García López (1898)

Letra de Regina

Siendo una niña de 9 años, en un accidente en el aserradero de su padre, perdió los dos brazos arrancados por la maquinaria pero milagrosamente sobrevivió a ello.

A los 17 años su destino era un asilo, pero lejos de asumir ese tipo de vida pidió ayuda a los filántropos de la época para poder realizar su deseo de ser maestra, viendo que no recibía ningún tipo de ayuda ni comprensión, decidió suicidarse tirándose por un acantilado pero, causalidades de la vida, se cruzó en su camino un titiritero que utilizaba un mono en su espectáculo; observando su habilidad con los pies, decidió que ese sería su objetivo más próximo, utilizar sus pies como sustitutos a sus manos.

Aprendió a coser, dibujar, tocar varios instrumentos, hablaba varios idiomas..., llegó a ser famosa por todo ello recorriendo el mundo con su espectáculo, siempre en teatros, llegando a ser recibida por el presidente de Estados Unidos, en aquel momento Roosevelt, quien le extendió su mano de forma instintiva ofreciendo Regina su pie.

"La asturianita"

Se casó, tuvo tres hijos, llegó a ser una mujer muy culta y con una gran inclinación hacia la enseñanza; solicitó ayuda a los filántropos de la época, nuevamente, esta vez para posibilitar la enseñanza a los hijos de campesinos que no tenían esa opción, marcada sin duda por su propia experiencia en la infancia, pero no la consiguió y decidió recaudar fondos por medios propios.

Le ofrecieron, dada su cultura y su capacidad políglota, trabajar como espía pero lo rechazó; su afán por recaudar fondos y ese rechazo levantaron sospechas, siendo encarcelada por el gobierno republicano como agitadora y posteriormente por el gobierno franquista que terminó acusándola de espionaje. Por esta acusación y su posterior enjuiciamiento, murió recluida en un hospital a los 44 años de edad.